Beneficios de la actividad física para la salud
En la actualidad hay evidencia científica suficiente que prueba que los adolescentes que llevan una vida físicamente activa pueden obtener una larga lista de beneficios para su salud:
- Desarrollo y mejora de la fuerza y la resistencia muscular, aumentando la capacidad funcional y pulmonar para realizar otras actividades, no sólo las deportivas.
- Ayuda al desarrollo de la estructura y función de las articulaciones y los huesos, para que tu aparato locomotor esté sano.
- Aprender a controlar el sistema neuromuscular, mejorando tu coordinación y el control de los movimientos de tu cuerpo.
- Disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares: en general ayuda a cuidar tu corazón. Quizás ahora te parezca “cosa de adultos” pero, en el futuro, la práctica de ejercicio físico te ayudará a prevenir las subidas de azúcar y colesterol en sangre y a controlar los niveles de tensión arterial.
- Facilita la digestión y la regulación del tránsito intestinal, mejorando las digestiones lentas y los problemas de estreñimiento.
- Incremento de la combustión de la grasa corporal acumulada y, por tanto, te ayuda en el control del peso, tanto para reducirlo si es necesario como para mantenerlo.
En definitiva, el ejercicio te ayuda en el presente al desarrollo de los huesos, los músculos, las articulaciones o la movilidad y coordinación; y en el futuro, te ayuda a combatir los factores (obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, etc.) que favorecen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
¿Y si soy sedentario/a?
La mayoría de los beneficios expuestos anteriormente pueden lograse, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), con un mínimo de 60 minutos de actividad moderada diaria, por ejemplo, caminar, correr, montar en bicicleta, patinar, bailar o nadar. Busca la actividad que más te guste, ¡no hay excusas!
Y si eres sedentario, la recomendación es ir poco a poco hasta alcanzar el objetivo de los 60 minutos al día. Empezar con actividades ligeras y con el tiempo ir aumentando la duración, la frecuencia y la intensidad del ejercicio. Piensa que cualquier actividad, aunque sea inferior a los niveles recomendados, siempre será más beneficiosa que no hacer nada en absoluto.
Empezar cuanto antes
Durante la infancia y la adolescencia se suele mantener un nivel de actividad física más elevado que en la etapa adulta pero actualmente resulta insuficiente. Hemos pasado de jugar en la calle o en el instituto con los amigos, a pasarnos la tarde con el móvil y la consola y así, no le hacemos ningún favor a nuestra salud.
Piensa que los hábitos que se instauran en la adolescencia tales como hacer actividad física o comer fruta y verdura suelen persistir durante mucho tiempo y si coges malos hábitos en esta etapa será más difícil modificarlos en la etapa adulta. Aún estás a tiempo.
Seguro que eres consciente de lo importante que es el ejercicio físico para mantenerte activo, estar en forma y prevenir problemas de salud pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué después de hacer deporte te encuentras más animado? o ¿por qué las tardes que haces algún deporte luego duermes mejor por la noche?
Eso es porque la actividad deportiva no sólo tiene beneficios físicos.
Beneficios psicológicos del ejercicio
- Mejora tu imagen personal: el ejercicio físico es la forma más sana y divertida de quemar calorías y por tanto te ayuda a mantenerte en un peso saludable. Esto no es sólo importante para tu estado de salud, ya que el sobrepeso y la obesidad consecuentemente generan problemas, sino también para tu imagen corporal. Te gustará lo que ves en el espejo si practicas ejercicio regularmente.
- Permite compartir actividades con la familia y los amigos por lo que se verán reforzadas tus relaciones sociales. Qué mejor plan para un domingo que echar un partido con los amigos o hacer una ruta de senderismo o bicicleta con la familia.
- El ejercicio libera endorfinas: se conocen con el nombre de “hormonas de la felicidad” gracias a que actúan directamente en el cerebro produciendo sensación de bienestar y relajación, además de inhibir en cierta medida la sensación de dolor. Vamos que son algo así como “analgésicos naturales” que te hacen sentir bien. Y eso, sólo haciendo ejercicio… ¿te parece poco?
- Reduce el estrés y los estados de ansiedad o depresión, aumentando el optimismo y ayudando a conciliar el sueño, mejorando su calidad.
- Mejora el rendimiento escolar: seguro que te gustaría sacar mejores notas en el Instituto, ¿a quién no? Está claro que si no estudias será complicado aprobar pero el ejercicio físico te puede ayudar. Se ha demostrado que fomenta la capacidad de concentración por lo que el tiempo empleado en el estudio dará mejores resultados.
- Ayuda a desarrollar el pensamiento abstracto ya que en el deporte empleas conceptos como la velocidad, medir distancias, profundidad, fuerza, etc. que puedes aplicar después tanto en los estudios como en la vida diaria.
- El deporte te proporciona experiencias que luego podrás aplicar. Te obliga a estructurar actividades, repartir roles entre tus compañeros y a intentar conseguir objetivos claros. Y todo esto, sin que te des cuenta.
- Desarrolla conciencia social, te prepara para los éxitos y los fracasos. Todos queremos ganar el partido de fútbol o de baloncesto cuando practicamos deporte, pero no siempre es posible. Lo importante, aprendes a trabajar en equipo y despierta espíritu de compañerismo.
Eso que dicen de que “lo importante es participar”, es cierto.